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El Grupo Techint anunció la compra de parte de la siderúrgica Usaminas,
mientras Corporación América, de Eduardo Eurnekian, construirá un
aeropuerto en Natal
RIO DE JANEIRO.- La desaceleración de la economía brasileña ya es un hecho:
en el tercer trimestre se encogió 0,32%, luego de haber crecido apenas 0,8% en
el anterior. Aquí, las autoridades están alertas, pero las empresas argentinas
no se desalientan y vuelcan, cada vez más, sus inversiones por estos lares.
La semana que pasó dio cuenta de ello. El domingo, el Grupo Techint, por
medio de sus empresas Ternium y Siderar, anunció un acuerdo para adquirir el
27,7% de la siderúrgica brasileña Usiminas, en una operación valuada en US$
2660 millones.
“Esta operación constituye un hito fundamental en la historia de Ternium,
Siderar y Usiminas, así como un avance importante en la integración industrial
del Mercosur”, destacó en un comunicado Paolo Rocca, presidente de Techint, que
lleva más de 50 años en Brasil.
La alianza con Usiminas permite a Ternium y Siderar acceder al mercado
siderúrgico brasileño, el más grande de América latina, con un consumo de 26
millones de toneladas de acero por año. “Con el ingreso de Ternium al grupo de
control de Usiminas, lograremos liderar el mercado de aceros planos de América
latina, teniendo una fuerte posición en mercados como el automotriz, de
electrodomésticos y de la construcción. Sin duda, el ingreso a Usiminas, que es
una compañía con una potente integración vertical desde minas de mineral de
hierro hasta un amplio abanico de productos incluyendo bienes de capital, se
abre la posibilidad de mejorar la eficiencia, reducir costos y buscar otras
oportunidades de crecimiento en la región, persiguiendo un crecimiento racional
y consolidando la industria siderúrgica en América latina”, explicó a LA NACION
Daniel Novegil, CEO de Ternium.
El lunes, la Corporación América, en asociación con el grupo brasileño
Engevix, firmó la licitación para la construcción y gestión del nuevo
aeropuerto de Natal, en el estado de Rio Grande do Norte, por la que pagó US$
95 millones y se comprometió a invertir US$ 360 millones en los próximos tres
años, en la que será la primera experiencia de privatización de un aeropuerto
en Brasil.
“Brasil y la Argentina, y toda la región, deben profundizar su integración, y
ése es el camino en el que nos hemos metido. América latina está en un proceso
que en conjunto está sintiendo esa necesidad de integración. Es un período
histórico; estamos viendo un poderosísimo mercado en la región”, señaló Eduardo Eurnekian, presidente de la Corporación América, que administra 45
aeropuertos del mundo. Para Eurnekian, la desaceleración en Brasil no es tan
relevante. Los países de América del Sur crecieron en los últimos años y cree
que seguirán la marcha. Al menos, más que los Estados Unidos y la Unión
Europea, cuyas economías están en crisis. “No creo en una desaceleración; puede
ser un crecimiento algo menor, que requiere algunos cuidados, pero los
productos básicos que exportamos y los costos que tenemos a nivel internacional
son competitivos”, apuntó el empresario, que en los próximos meses participará
de las subastas de los otros tres aeropuertos que se privatizarán en Brasil
(Guarulhos y Campinas, en las afueras de San Pablo, y el de Brasilia), así como
en las licitaciones de autopistas.
“Va a incentivarse la demanda de nuestros países, la demanda interna de la
región, en detrimento de los desarrollados que tienen costos elevados. Son
mesetas; luego retomarán, pero nos dan la oportunidad de acercarnos”, destacó Eurnekian.
Otro de los grandes jugadores argentinos que anunció inversiones en suelo
brasileño es Impsa, de Enrique Pescarmona, que ya controla un 20% del mercado
de energía eólica en Brasil con parques eólicos en todo el país, y posee una
fábrica de equipos de generación eólica en Pernambuco. Además de estar
ampliando y modernizando esa fábrica, construirá otra cercana para equipos de
generación de energía hidroeléctrica, procesos para la industria de petróleo y
gas, y algunos desarrollos de ingeniería nuclear. La inversión de US$ 250
millones estará lista a mediados de 2012; mientras, estudian levantar otra
planta de generadores eólicos.
“La demanda de energía en Brasil crece por encima del PBI, de modo que una
desaceleración del crecimiento no afecta inmediatamente las inversiones
programadas. Brasil es el mayor mercado energético en América latina y, por lo
tanto, también es apetitoso para nuestros competidores, en su mayoría europeos
que sufren la crisis allá y están agresivos para participar del mercado
brasileño, igual que los chinos”, comentó a LA NACION José Luis Menghini,
vicepresidente ejecutivo de Impsa.
“Todos los parámetros del mercado indican una disminución de velocidad del
crecimiento mundial, que va a afectar a todos los países, pero en menor medida
a los latinoamericanos. Por eso somos prudentes, pero a la vez optimistas. Lo
que debería hacer la región es no perder esta oportunidad histórica, y no dejar
de defender sus industrias locales y su propia tecnología”, agregó.
La crisis sí afectó al grupo agropecuario Los Grobo, que está en Brasil como
accionista de Ceagro/Los Grobo. Tenía un plan de inversión financiado por
recursos públicos de bancos y una oferta pública (IPO) para incorporar entre
US$ 300 y 400 millones, para empresas de azúcar y alcohol, pero que no se pudo
realizar en julio, como estaba previsto. “Las inversiones están concentradas en
dar más escala a los negocios actuales de la empresa y los importes serán
inferiores a los planteados en el IPO. La crisis impactó en el acceso al
capital y, si bien el plan continúa, será más lento hasta que accedamos a ese
capital”, indicó Gustavo Grobocopatel, presidente de la empresa.
Este año, el Grupo Arcor está invirtiendo US$ 30 millones en Brasil. “Para
ser la empresa N° 1 de golosinas y galletitas de América latina y consolidarnos
en el mercado mundial, tenemos que seguir creciendo en Brasil, que tiene una
posición estratégica en el abastecimiento mundial”, dijo Oswaldo Nardinelli,
director general de Arcor de Brasil.
TAMBIÉN LAS PYMES
Entre las empresas argentinas que invierten en Brasil, como las grandes
Roggio, ASSA, Aceitera General Deheza y la curtiembre Becas, otras pequeñas y
medianas también lo están haciendo. Así lo informaron a LA NACION fuentes de la
embajada de Brasil en Buenos Aires, además de la embajada de la Argentina en
Brasilia y consulados de distintos estados. La fabricante de guantes
industriales Gamisol, encomiendas Andreani, bombas de agua Rowa, la compañía de
transportes Flecha Bus, y la fabricante de mangueras para frenos Norflex son
algunas de las más de 70 de las que hay registro. Los argentinos están mirando
al mediano y largo plazo, confirmando a Brasil como el motor de América latina.